viernes, 24 de abril de 2009

2.2 Calle Mayor de Logroño






Si Borges escribió aquello de “qué lindo habitar en una ciudad cantada por unos bonitos versos”, no lo es menos si la emotiva música de una jota les pone intensidad. Por suerte para la calle, los logroñeses apenas recuerdan algo más que los cuatro primeros versos.
A pesar de que la famosa película de Bardem se llevó el nombre a otra calle más moderna (Portales), y que oficialmente esté nombrada como del Marqués de San Nicolás, la larga calle que redobló al camino de Santiago nada más cruzar el Ebro, será para siempre, aunque apenas se canten jotas, la Calle Mayor de Logroño:

Calle Mayor de Logroño / cuantos suspiros me debes
Cuantas veces he rondado / la sombra de tus paredes
Del puente hierro al de piedra / al Ebro le entran temblores
al ver a las logroñesas / loco se vuelve de amores
Eres el sol de Logroño / y la luna de Lardero
la estrella de Fuenmayor / la rosa de Cenicero
El caballo de Santiago / se casa con la Redonda
Y la aguja de Palacio / no quiere ir a la boda
Me he criado en Zorraquin / desde allí pasé a Panzares
después fui a Turruncún / mira si sé de lugares.

El arranque en la avda de Viana no puede ser menos brillante, y la salida, por el boquete practicado en la muralla, más chapucera. Sin embargo, su homogeneidad es su mayor virtud, sobre todo pasada la Iglesia de Palacio, pues hasta llegar a ella, el caserío está completamente arrasado en el 2006 y el nuevo caserío la está empezando a convertir en otra calle de estilo disimulo.
Por si fueran poco estas fatales sustituciones, en los años noventa se ha especializado en ser calle de bares nocturnos con el consiguiente deterioro del poco vecindario autóctono que aún resiste viviendo en ella.

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