sábado, 28 de marzo de 2009

4.3 Muros orientales: Carmen y Cervantes






La sustitución del Convento del Carmen por la gran pieza del Instituto Sagasta como equipamiento urbano singular, va a marcar de forma definitiva la construcción de la ciudad en su crecimiento oriental. Sin embargo hay también unas cuantas cosas muy dignas de reseñar en la presentación de este lugar.
Las dudas entre el salón decimonónico o parque, que en el Espolón se resolvieron inicialmente con una gran arboleda frente al Muro y un eje simbólico detrás con el Monumento a Espartero y el kiosko, aquí se desdobló de un modo muy diferente en el estupendo salón urbano paralelo al Muro del Siete (Cervantes) en torno al monumento a Sagasta que puede verse en la fotografía área de 1917, y en la arboleda lateral de la Glorieta del Doctor Zubía a modo de bosquecillo situado en el límite de la ciudad.
Por detrás del Instituto también se creó un paseo arbolado que embelleciera el acceso a la Plaza de Toros situada poco más adelante.
De toda esta ordenación, la parte menos brillante siempre ha sido la del espacio triangular que da frente al Muro del Carmen, que en 1938 se resolvió con la pérgola que ha llegado hasta nuestros días.
El caserío que se construyó tras el derribo del Muro que cerraba las calles Ollerías, San Juan y Cristo, nació de un modo transversal a la tradicional parcelación gótica, y al resentirse de su escaso fondo, cuentan JJiménez en CL p63 e ICerrillo en FCC p27 que algunos vecinos idearon la creación de unos soportales o “paseo de invierno” que les permitiera avanzar las casas sobre el espacio público. Sin embargo, con esos datos y tal como lo cuentan no queda claro el problema porque dicen que dicha propuesta se hizo en 1856, mientras que el año del derribo de la muralla es 1861.
En cuanto al Muro del Siete (actual Cervantes), llamado así por ser el frente del barrio de siete calles que tiene detrás, el parcelario gótico se mantiene a excepción de las dos piezas de las esquinas construidas como notables casas burguesas.
La singularidad de este frente estriba en que funciona como cierre del gran eje norte sur de la ciudad (calle Vara de Rey) al que desvía hacia la Avenida de Navarra trazada con el ensanche de Maximiano Hijón (v cap 5.1). El consolidado caserío de la calle Rodríguez Paterna y su trazado curvilíneo no llegaron a permitir que Vara de Rey llegase nunca como una gran avenida hasta el Puente de Piedra, como hubiera sido lógico.
Es sugerente pensar que Barrón tuvo que debatirse entre colocar la puerta del Instituto en el eje de la Avenida de Navarra o hacer que su fachada sirviera como simple cortina del salón urbano en torno al monumento a Sagasta, solución que finalmente tomó, ignorando la perspectiva barroca que aquella le ofrecía. El cambio de edificabilidad en el arranque de avenida de la Paz arruinó al fin la escena.


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